"Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa."

Me ha costado terminar de leerla, pero no me ha decepcionado para nada. Es imposible no enamorarse de la esquiva Elizabeth Bennet y del reservado señor Darcy. 

El mundo en el que se desenvuelve la novela está plagado de conversaciones irrelevantes, noches de bailes con desconocidos, y mujeres casadas que solo encuentran entretenimiento en buscar marido a cada una de sus hijas. Así se ve perfectamente reflejada la Inglaterra del siglo XIX. 

La novela está escrita por la mano delicada y elegante de Jane Austen, quién es capaz de crear tanto frases graciosas como reflexiones interesantes:

"A menudo lo que nos engaña es nuestra propia vanidad. Las mujeres nos creemos que la admiración significa más de lo que es en realidad."

Como siempre, Austen se centra en los sentimientos humanos, y esta vez nos habla sobre el orgullo y los prejuicios humanos, tanto en el amor como en las restantes relaciones sociales.

No estamos frente a una historia de amor individual, sino que, más bien, hay una historia central, envuelta de todas las demás. 

Por una parte, Elizabeth y Darcy, representan los prejuicios y el juzgar lo desconocido. Ésta acabó enamorándose irrevocablemente de él, a quién antes no soportaba. Y es que del amor al odio hay solo un paso.

Por otro lado, Jane y Bingley son la representación del amor más inocente y puro, el amor que todo lo espera y que todo lo soporta. A pesar de todas las adversidades, ellos también consiguen su final feliz.

Y finalmente, Lydia y Wickham, son la representación del amor ciego y tonto de juventud, que pasados unos meses se apaga. 

Todos los carácteres están bien perfilados y definidos. Lo que sí me ha sorprendido siempre es la moderación con la que se comportan al hablar de sus sentimientos en la época; siempre me acaba dando la sensación de que no llegan a abrirse realmente debido a la esclavitud de la cordialidad y de conservar las buenas apariencias ante la sociedad. 

Pero en resumen, es una muy buena obra, llena de sentimiento, y repito, plagada de geniales reflexiones.

"¿No es la descortesía con todos los demás la esencia misma del amor?"