Rima VII, G.A. Bécquer

16:38


Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,                                    
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve,
que sabe arrancarlas!

¡Ay, -pensé-, cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "Levántate y anda"!


Tema:
El tema de este soneto es la búsqueda de la inspiración. En muchas ocasiones esta se resiste a manifestarse, pero la mayoría de las veces la culpa es de nosotros mismos, que la arrinconamos en el salón oscuro de nuestras almas y nos sentamos a esperar a que mágicamente despierte.  


Análisis:
La primera estrofa comienza ubicando directamente la acción en un salón, dónde se encuentra un arpa en un rincón, abandonada por su dueña, y cubierta de polvo. Esta imagen es toda ella una metáfora. El arpa es la representación de la creación, la inspiración y la creatividad; mientras el polvo sobre ella es el abandono y la poca dedicación.  También es importante el hecho de que esté ubicada en un sitio oscuro. Este salón dónde el poeta sitúa la acción puede referirse a la mente, quién sin querer, a veces arrincona su propia creatividad, tal vez por falta de tiempo o por los estragos de una vida ocupada.
El poeta observa la situación y se lamenta por cuántas veces el talento sufre por el mal uso que se le otorga, pudiendo ser aprovechado para crear piezas de gran valor artístico, o simplemente para la satisfacción personal del autor y de quienes le siguen. En la segunda estrofa, el poeta habla del arpa de nuevo. Todo el tiempo que ésta pasa callada son momentos que desperdicia pudiendo producir un sinfín de melodías y creando otras nuevas, todo el tiempo que el arpa pasa callada es tiempo perdido. Y la inspiración, como pájaro dormido, necesita ser despertada.
No es hasta la tercera estrofa en que se aprecia que el poeta ha estado hablando desde la primera persona, y por lo tanto, a través de su punto de vista, durante todo el poema.  Al ver la escena de la que nos ha estado hablando, nos cuenta la sensación que le produjo en el momento. Él ve el arpa como el genio, es decir, como la inspiración, que duerme en el alma, lo más íntimo del ser humano, a la espera de que alguien venga y la resucite como hizo Jesús con el moribundo Lázaro.


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