Quiéreme, si te atreves; de Yann Samuell

17:15


El pequeño Julien recibe un regalo de su madre: una pequeña caja de hojalata a la que le tiene mucho aprecio. 
A partir de ahí, entabla amistad con una compañera polaca de clase, llamada Sophie,  y deciden jugar a un curioso juego: capaz o incapaz. Quien tiene la caja le propone algo al otro y si acepta, tendrá como premio la caja. Es decir, proponer algo al otro. Pero, con el paso de los años Julien (Guillaume Canet) y Sophie (Marion Cotillard) pasan a otra fase del juego, una fase más peligrosa.
Lo que comenzó como un juego de niños de atrevidos retos, con el tiempo se convierte en un estilo de vida para Sophie y Julien. Llevan ese juego hasta el límite, burlándose de todo y de todos, hasta hacerse daño mutuamente, llegando a un punto casi enfermizo. 
Escrito y dirigido por Yann Samuell, este filme está plagado de humanidad, humor mezclado con drama y, sobretodo, sinsentidos.


Mientras avanza la historia, y los dos niños crecen, y por lo tanto, sus sentimientos evolucionan, surgen dudas sobre lo que están viviendo y sobre sus propias emociones, ¿el amor que sienten es parte del juego?, ¿cuándo están diciendo, realmente, la verdad?
¿El amor que sienten podrá sobrepasar el odio que se tienen?


Ganadora del premio a la mejor película en el año 2004. Estas son algunas de las críticas que ha recibido:

"Un cuento en clave negrísima, al estilo de los hermanos Grimm, que hechiza, frustra, y finalmente, desafía a amarla. Incluso, si no lo haces, te fascinará." Chicago Tribune

"Solo los franceses que se auto proclaman los expertos del "amor loco" podrían soñar en inventar una surreal alegoría romántica como este cuento de hadas para adultos de Yann Samuell." The New York Times


Monólogo de Julien, reflexionándo sobre lo que Sophie provoca en él:

«Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico, ¡Grandioso! Era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, crack, porros, hierba, marihuana, éxtasis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD. Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la comida y la mantequilla de maní que comía de pequeño. Mejor que la trilogía de George Lucas, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Pill, el baile de Marilyn Monroe, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford. Mejor que la cara B de Abbey Road, que los solos de Jimi Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Armstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro. Mejor que la testosterona de Arnold Schwarzenegger o el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que Woodstock y las rages más orgásmicas... Mejor que las drogas del Marqués de SadeArthur Rimbaud,Jim Morrison y Castaneda. Mejor que la libertad... Mejor que la vida».





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