Soneto XII, Garcilaso de la Vega
0:40Si para refrenar este deseo loco, imposible, vano, temeroso, y guarecer de un mal tan peligroso, que es darme a entender yo lo que no creo, no me aprovecha verme cual me veo, o muy aventurado o muy medroso, en tanta confusión que nunca oso fiar el mal de mí que lo poseo, ¿qué me ha de aprovechar ver la pintura de aquel que con las alas derretidas cayendo, fama y nombre al mar ha dado, y la del que su fuego y su locura llora entre aquellas plantas conocidas, apenas en el agua resfriado?Tema: el tema de este soneto, se podría decir que es la confusión del ser humano al no saber elegir entre la razón y sus deseos.
El poeta intenta decirnos que si la vida y las experiencias muchas veces no son capaces de enseñarnos, menos lo hará el arte en sus diversas representaciones. El tono del poema se hace más bien pesimista al estar plagado de adjetivos negativos como son temeroso, vano o medroso y la distribución de ideas da una sensación de confusión y ofuscasión.
Primera estrofa: En la primera estrofa, el yo desata su negatividad y nos habla de su deseo como algo que ya tiene por inalcanzable. Imposible, tal vez porque no es correspondido por la diferencia de clases entre él y su amada u otros diversos motivos; vano porque no le llevará a ninguna parte que no sea su propio dolor. El yo desea guarecerse de ese mal peligroso que es seguir ofuscado en su delirio, pero hace todo lo contrario y sigue dándose esperanzas, aunque en el fondo, ni él mismo es capaz de creerlas.
Segunda estrofa: En la segunda estrofa, el poeta nos habla de su situación de confusión. Unas veces se siente valiente y osado, con ganas de dejarse llevar por sus instintos, y otras, tímido y miedoso, pecando de demasiada cordura, siendo demasiado correcto. Dice que no se atreve a decirse a sí mismo el mal que posee, a abrir los ojos y alarmarse como debería, aunque en realidad, sí lo está haciendo.
Tercera y cuarta estrofas: En todo el poema hay matices de reproche consigo mismo al no ser capaz de sincerase con su persona ni de alejarse de posibles problemas; pero también se entrevé un reproche al arte, cual, según él, es incapaz de enseñarle con sus mitos y tragedias a aprender de él. Y esto se ve en los dos últimos tercetos, dónde hace referencia al mito de Ícaro, que al querer volar demasiado alto acabó quemándose y desplomándose; y al del imprudente y orgulloso Faetón, que al no escuchar a los demás, también tuvo un trágico final. El yo nos presenta estas tragedias como claros ejemplos de lo que él debería seguir para no acabar como estos personajes, pues sus finales fueron bastante dramáticos, pero se compadece de él mismo al no ser capaz de coger la moraleja y de seguir ensimismado en su deseo. Sabe lo que debe hacer, pero es incapaz de moverse.
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