"-Siempre he querido saber qué es el cine.

  -El cine es amor, pérdida, acción... 

En una palabra: emociones."

Estrenada en 1965, Pierrot le fou, o Pierrot el loco, pertenece a la nueva ola francesa, que se caracteriza por el poco presupuesto de los cineastas, actores jóvenes y poco conocidos, mirada directa a la cámara (y por lo tanto, al espectador), y la utilización de espacios abiertos y luz natural.

La película es una delicia para los sentidos visuales. Desde su fotografía, sencilla e inmejorable, hasta el cambio de luces y la elección exacta de colores, vestuario, y pequeños detalles.

 Anna Karina, eterna musa de Jean-Luc Godard, hace el papel de Marianne, una joven alocada y a la fuga por haber matado a varios hombres. Ella y un amor del pasado que ha vuelto a su vida, Pierrot, decidirán escapar de París en un viaje hacia ninguna parte por las costas italianas. 

Se podría decir que es una historia de amor. Una bastante singular, claro. Está visto desde la perspectiva de Pierrot, y explicado por él con voz en off. Ella también interviene a momentos, y como dos enamorados, terminan sus frases, contando los acontecimientos al unísono. Realmente puede palparse la conexión entre ellos en pantalla.

Los diálogos son muy inteligentes. 

Pierrot es un amante de los libros, de indagar sobre qué es la vida y sobre qué está haciendo con la suya.

 Marianne solo es feliz cuando se siente viva, y no busca más allá. Irónico final.