Sam y Suzy son dos niños de aproximadamente, 12 años, que se conocen un verano, casi por azar, en un teatro dónde Suzy actuaba.

Tras pasar un tiempo carteándose, en secreto, se enamoran y deciden fugarse juntos. Poniendo patas arribas sus dos mundos, mientras hacen una escapada por todo el país.
Sam es un boyscout marginado y solitario. Bajito, gafotas y muy inteligente. Tiene muchos conocimientos de supervivencia  gracias a lo ha aprendido durante los campamentos de boyscouts, y gracias a esto, la fuga con Suzy se hace más llevadera.
Suzy es una niña con trastornos de personalidad, rebelde y con tendencias violentas. Es bastante seria para su edad, con un aura mística y crispada que la rodea. Es la más interesante y curiosa de todos.

Son unos personajes extraños, pero fáciles de "querer". Son niños avanzados para su edad, que conocen el dolor, el rechazo, y todos los secretos del mundo de los adultos. Pero también se trata de una película muy inocente.




Tanto la iluminación como la ambientación tienen influencias de la Nueva Ola francesa, al ésta romper la cuarta barrera: mirar directamente a la cámara; o contener escenas inexplicables (personajes que aparecen solo unos segundos en la película y nunca sabemos quiénes son).




 Los colores tienen una vital importancia a la hora de transmitir las sensaciones requeridas. Y Wes Anderson es un enamorado de los colores. Un ejemplo de ellos es Suzy, al comienzo de la película, cuando su carácter inconformista la lleva a rebelarse contra el mundo, se viste con colores ardientes como el anaranjado o el rojo vivo. Cuando la película finaliza, y todo su mundo vuelve a la calma, empieza a usar el color amarillo; o cuando en la escena de la playa, cuando su fuga ha tenido éxito, la cámara utiliza una luz rosada casi invisible, simulando la vida en rosa.