Esto va por las chicas inseguras. 

Las que aman la vida y el arte con tanta fuerza que olvidan que ellas también son merecedoras de admiración. Las chicas inteligentes. Las que se ponen a salvo de las mentiras del mundo. Las que no se dejan engañar. 

Su amor es difícil de conseguir. Lo protegen bajo llave porque es un tesoro que no está al alcance de cualquiera. 

Saben que ellas serán siempre su mejor amiga, que nadie las querrá tanto, así que tienen que aprender a hacerlo bien de una maldita vez. Quizá el año que viene. 

Tienen siempre mil cosas por hacer: leer más, criticarse menos, hacer más listas, poner, de una vez por todas, su vida en orden. Empezar por el té verde. 

Esto va por las chicas que quieren serlo todo. Las que ven milagros en cada rincón, las que se niegan a creer que la vida es ordinaria. Las que hacen de su mundo una fantasía.

Las que no pueden dormir por la noche porque tienen demasiadas preguntas e historias en la cabeza. Las que a veces cargan solas con el dolor del mundo. 

Esto va por las valientes, las volátiles, complicadas, por las que se ponen muros para mantenerse a salvo del dolor.

 Por las que lo toleran todo salvo el mal gusto. Las que parecen sacadas de una novela de Tolstoi. Las que gritan cuando hace falta. Las que odian levantar la voz. Las que no saben quiénes son. 

Por las que creen que no podrán hacerlo, y siempre se equivocan. 

Esto va por las que fallan, y fallan, y fallan, y lo vuelven a intentar. 

Vuélvelo a intentar.